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Estilo Nórdico: Ambientes con Historia


Recorrer la historia del diseño escandinavo que actualmente vemos con frecuencia en muchas casas del mundo, es un viaje al pasado que vale la pena descubrir. Entender su origen y desarrollo nos habla de una sociedad golpeada por dos guerras mundiales donde la funcionalidad cumplió un rol fundamental y donde pese al duro escenario en que surgió, su afán estético y búsqueda de ambientes cálidos, modernos y acogedores, cambió el estilo de vida de miles de hogares cubriendo no sólo las carencias espaciales sino también las necesidades emocionales de la gente de la época.

Como su nombre lo indica, el estilo nórdico hace referencia a los países del norte de Europa, que en sus inicios englobaba únicamente a Noruega y Suecia, pero que con el paso de los años se extendió a otros países como Dinamarca, Islandia y Finlandia, entre otros. Su característica principal es la funcionalidad, principalmente porque sobrevivir en el norte de estos países requería que los productos fueran útiles y duraderos, sin detalles que pudieran afectar  su uso y fabricados con materiales abundantes en esa zona  como la madera, adquirida de sus extensos bosques característicos y propios del aislamiento geográfico. Sin embargo, la elegancia del estilo que todos conocemos actualmente  no llegó hasta más tarde, cuando empezó a combinar con gracia y delicadeza la influencia de los movimientos decorativos de principios del siglo XX, con la sencillez y pureza de los movimientos artísticos surgidos entre guerras, tales como la corriente artística Bauhaus o el constructivismo. Así, combinaron las ideas que traía consigo la modernidad con la devoción por la eficiencia y el uso de materiales a su alcance, creando un producto que aprovechaba lo mejor de ambos mundos.

Su principal objetivo era crear entornos y diseños confortables, alegres y cómodos, que hicieran llevadero tener que pasar mucho tiempo en casa por la falta de horas de luz. Todo ello, unido a las ideas democráticas en pleno auge de la época que destacaba el hecho de que los diseños debían de ser accesibles para todo el mundo, por lo que a menudo al diseño escandinavo también se le consideró un diseño democrático.

Con el paso del tiempo, el estilo nórdico fue adquiriendo importancia y protagonismo, pues combinaba con esmero las tendencias más vanguardistas de la época con la tradición y funcionalidad nórdica.

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¿Qué queda de aquel espíritu en el diseño nórdico de hoy?

Ciertas esencias. El arte pop y los objetos rústicos continúan siendo elementos clave a la hora de decorar una casa al estilo sueco y los materiales fundamentales van desde las maderas nobles y mimbres de tonos claros, hasta el metal y los plásticos de color neutro, el cristal y el vidrio, siempre tratando de mantener la pureza de formas y la sobriedad en el adorno. No veremos muchas molduras, pomos historiados, ni colores diferentes.

La estética futurista es también un rasgo característico del diseño sueco actual, junto a las formas sencillas, los colores pálidos, los textiles con estampados cuadriculados y de rayas, los volúmenes sólidos, el ahorro, la sobriedad, la citada ergonomía y la belleza entendida como una función más, necesaria en todas las formas de los objetos.

Lo cierto es que hoy en día es tendencia a la hora de decorar tanto las casas particulares como los locales comerciales, bares y restaurantes.

6 claves para desarrollar tu ambiente nórdico:

Te identificas con el estilo nórdico y te quieres atrever a innovar en tu casa. Aquí te dejamos 6 aspectos claves a considerar para armar tu espacio escandinavo.

  1. La luz y los colores claros: En dichos países, la mayor parte del año la luz natural es escasa y los inviernos son largos y duros, así que las características más esenciales de este estilo surgieron como una forma de contrarrestar la falta de luz. De ahí que en sus ambientes predominen siempre los colores claros, tanto en paredes y suelos como en muebles. Por su parte, cojines, mantas, alfombras y otros textiles y pequeños accesorios son los encargados de aportar la nota de color necesaria.

  2. La naturaleza como protagonista: Muchos materiales, texturas y motivos decorativos de este estilo provienen de la naturaleza. Elige muebles en madera natural, como las de abedul o haya, en colores claros para ayudar así a crear ambientes luminosos y relajados.

  3. Telas naturales: A la hora de buscar textiles opta por telas que provengan de materiales de la naturaleza, como el algodón, el lino o la lana. Una base en tonos claros admite color a la hora de elegir textiles y otros elementos decorativos. Los dibujos de flores, hojas y animales son perfectos para recrear el efecto que busca el estilo nórdico.

  4. Motivos geométricos. Son muy empleados en el estilo nórdico, principalmente los creados en blanco y negro, pero también en cualquier otro color.

  5. Formas sencillas: En cuanto al corte de los muebles se busca la sencillez, líneas rectas y depuradas combinadas con suaves y sinuosas curvas. Nunca debemos sobrecargar los espacios con muebles, sino que debemos conseguir un espacio limpio y a su vez práctico y funcional.

  6. Variedad de materiales: En los últimos tiempos, el estilo nórdico ha experimentado cambios incorporando nuevos materiales más allá de la madera, como el cobre, latón y mármol, elementos que le dan un toque más actual y contemporáneo. Pero siempre en pequeñas dosis, a través de lámparas, porta velas, bandejas o jarrones.

Fuentes: http://miarndoalacultura.blogspot.com/2017/10/estilo-nordico-historia-y-acualidad.html. https://www.revistainteriores.es/claves-para-una-decoracion-estilo-nordico_11247_102.html


Imágenes: Pinterest

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